21 días para cambiar a una vida mejor
¿Cuántas veces hemos dicho “a partir del lunes dejo de fumar” o “voy a ir al gimnasio todos los días”? ¿Qué ha sido de todas las promesas que nos autoexigimos el primer día de cada año como comer más sano, leer más o estudiar? La mayoría se quedan en palabras porque no se convierten en hábitos. Ésta es la clave: tenemos que crear buenos hábitos porque son “un camino que te condice hacia el éxito, los hábitos te conducen a tu destino” (cita extraída de www.interoxio.com).
Cuando nos planteamos cambiar nuestros hábitos es porque creemos que algo estamos haciendo mal y podríamos mejorar. El pensamiento ya es en sí mismo un primer paso. Pero las palabras se las lleva el viento y hay que actuar. Las acciones repetidas de forma constante se convertirán en habituales. Al principio será difícil y tendremos que mantenernos firmes ante la pereza y el cansancio. La fuerza de voluntad es vital si queremos superar nuestros retos.
En el siguiente párrafo del libro ‘El monje que vendió su Ferrari’ se describe el método: “siembras un pensamiento, cosechas una acción. Siembras una acción, cosechas un hábito. Siembras un hábito, cosechas un carácter. Siembras un carácter, cosechas un destino.”
Si haces algo durante 21 días seguidos, notarás como cada vez es un hábito más integrado en tu rutina y cuesta menos. Piensa en los beneficios que te aportará y fíjate un objetivo que te ayude a ser fuerte y constante. Un buen truco es fijar un único objetivo cada vez. Concentra tus energías en un cambio para evitar que tus fuerzas se diluyan en varios propósitos inalcanzables.
¿Cuáles son tus objetivos? ¿Qué hábitos positivos quieres lograr? ¿Meditar, escribir, hacer deporte o aprender un idioma? Querer es poder y la constancia será tu mejor ayuda. ¡Tu destino está ahí fuera, ve por él!
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