¿Por qué nos fascinan los memes?
¿Qué tienen los memes que atrapan nuestra atención? ¿Es su brevedad? ¿Su carácter lúdico e intrascendente? ¿Su aparente espontaneidad? Sea lo que sea hoy los memes se han convertido en píldoras de comunicación de una poderosa eficacia y son utilizados por las marcas para difundir sus mensajes a todas sus audiencias. ¿Pero qué hay detrás de un meme?
Un meme es una idea contagiosa que salta de mente en mente. La palabra “meme” fue utilizada por primera vez por el biólogo evolutivo Richard Dawkins en 1976 en su libro “El gen egoísta”. Según Dawkins, existen dos tipos de información: la información genética y la información cultural. En la información genética, la unidad mínima de información es el gen, mientras que en la información cultural, la unidad mínima es el meme. Los memes son unidades de imitación que transmiten nuestra herencia cultural de generación en generación a través de ideas o comportamientos. Un ejemplo de meme es la técnica que utilizas para atarte los cordones de los zapatos. Tú la aprendiste de tus padres, y si tienes hijos, tú se la enseñaste a ellos.
En la era digital Internet ha importado el concepto de meme y lo ha transformado en piezas informativas de una fuerza portentosa. Son pequeñas obras llenas de ingenio que corren como la pólvora por las redes sociales y se propagan como un virus.
¿Pero cuál es su secreto? ¿Por qué nos fascinan?
Un meme permite contar una historia divertida en un segundo. El poder de su sencillez le permite destacar entre el ruido informativo que le rodea y llama la atención de millones de personas. Transmiten una idea concreta y simple y pueden propagarse por las redes sociales y whatsapp con una rapidez vertiginosa.
Los memes no tienen por qué ser estéticos, ni útiles, en realidad no tienen ni siquiera que ser fieles a la verdad. Muchos de ellos incluso transmiten premeditadamente una información falsa, pero para la mayoría de la gente eso no es ningún problema. Los memes se extienden y sobreviven, siempre y cuando diviertan. Pero a pesar de su apariencia intrascendente muchos memes pueden ejercer una poderosa influencia sobre la opinión pública.
Los partidos políticos, conscientes de su poder, se han convertido en usuarios incondicionales de los memes y los utilizan sobre todo para ridiculizar a sus rivales. A través de perfiles creados para garantizar su anonimato, los partidos políticos difunden mensajes divertidos – la mayoría de las veces hirientes con el contrincante político – con el objetivo de crear una opinión favorable a sus intereses.
Para los millennials los memes se han convertido en un auténtico signo de identidad y los jóvenes – y no tan jóvenes – pueden consumir cientos de memes al cabo del día. Su simplicidad, su consumo rápido y su estilo humorístico encajan a la perfección en el océano digital en el que todos estamos sumergidos.
Los memes suelen apelar a las emociones más primitivas del cavernícola que todos llevamos dentro y nos sirven en bandeja un mensaje fácil de digerir. Son contundentes, de una sencillez casi insultante y van directos a nuestros puntos débiles. Los memes son ladrones de atención que alcanzan un poder tan inmenso como inexplicable cuando se viralizan y alcanzan a millones de personas en pocos minutos.
Según un estudio realizado en 1997, los cotilleos y las historias personales ocupan el 65% de nuestras conversaciones. Cuando enviamos un meme a nuestros amigos en realidad estamos ejecutando un complejo ritual de socialización que refuerza los lazos con nuestra comunidad a través de un lenguaje común que otras comunidades no poseen. Internet se ha erigido en un excelente sustituto de la tribu y los memes se han convertido en los cuentos de la era digital.
Director Creativo de Materiagris. Especialista en Publicidad y Storytelling para empresas con impacto social. También soy profesor de Creatividad Publicitaria y Copy en Aula Creactiva. Me encanta viajar, escuchar y soñar. Creo que la publicidad puede ser un gran generador de cambios para mejorar el mundo. Linkedin